El lamentable deceso de Francisco Blake, un suceso para la reflexión

domingo, 13 de noviembre de 2011

Héctor Yunes Landa

El accidente aéreo en el que perdieran la vida el Secretario de Gobernación y siete personas más es un hecho triste y lamentable para nuestro país. En primer lugar está la tragedia directa y personal que viven los familiares de los funcionarios y tripulantes, lo cual se pierde de vista cuando sólo se considera el evento desde la óptica pública, pero es de significarse que quienes más pierden siempre son los deudos de las víctimas, en particular sus hijos.

La pérdida de una vida humana es algo que conmueve y entristece, en especial si ésta acontece en circunstancias trágicas y pudo haberse evitado. Es por ello que prevalece la sensación de duelo en la sociedad. Francisco Blake, la personalidad de mayor rango en el deceso, fue un secretario discreto y sin protagonismos; no estuvo involucrado en escándalos ni realizó una gestión cuestionada por parcialidad o errores considerables. Puede decirse, en honor a la verdad, que su paso por Gobernación deja un buen sabor de boca y la percepción de que fue un funcionario probo que cumplió de manera responsable y atingente una responsabilidad muy delicada, de gran envergadura para la nación. Descanse en paz Francisco Blake Mora, así como las personas que a su lado perecieron.

Me parece que el mejor homenaje que puede hacerse tanto a Blake como a todos los funcionarios muertos en el accidente es la reflexión necesaria en torno a tres temas fundamentales: el primero es lo secundario y estériles que pueden resultar los problemas frente a la pérdida de vidas humanas; el segundo es la necesidad de aclarar perfectamente las causas del accidente, y, por último, pero no menos importante, hacer algo respecto al gran número de accidentes aéreos que ocurren en el Valle de México.

Este accidente se da en un contexto de confrontación entre el Estado Mexicano y la delincuencia organizada, lo cual exacerba la circulación de versiones acerca de la posibilidad de un atentado. La suspicacia adquiere relevancia porque es el segundo Secretario de Gobernación fallecido en circunstancias similares, además de que en 2005 el entonces Secretario de Seguridad, Ramón Martín Huerta, falleció también en el desplome de un helicóptero. Esto se ha incrementado debido a que apareció un tweet horas antes del accidente con un mensaje que se ha interpretado como una amenaza cifrada:

@Morf0 Morf0
Mañana a las 11/11 les caerá un secretario del cielo... evite reforma.
10 de nov Favorito Retwittear Respuesta

A pesar de que el autor ha dicho que fue una broma subsecuente a muchas otras similares que él ha hecho, la percepción ciudadana ha tomado este mensaje con escepticismo. Por esto y por la difusión de una serie de opiniones de círculos académicos y de inteligencia estadunidenses acerca de la posibilidad de que exista en México “narcoinsurgencia”, es de vital importancia aclarar esto de manera pública, transparente e indubitable.

Prácticamente ningún noticiero ha referido este hecho; entiendo que para no dar pauta a mayores especulaciones. Pero esto ha generado más especulaciones a nivel social y la gente, persuadida por su tendencia a imaginar y sus reticencias hacia el poder público, construye su propia versión colectivamente. Me parece que no es evadiendo estos rumores como se les enfrenta, sino encarándolos, como ha hecho, por ejemplo, la cadena CNN, quien entrevistó al autor de este tweet.

Por otra parte, debe considerarse lo inútil y lamentable de estos decesos, porque aunque haya sido un accidente ¿Era imprescindible realizar ese vuelo? ¿Vale la pena arriesgar vidas humanas por asistir a un evento? ¿La situación del país obliga a tomar estos riesgos? Se dice que con frecuencia la cadena de mando se impone a las opiniones de los pilotos y los obliga a realizar el vuelo en circunstancias altamente riesgosas.

Precisamente por estas interrogantes es fundamental despejar cualquier duda respecto a las causas del accidente. Muchos ciudadanos se preguntan y comentan entre ellos porque un helicóptero tan dotado y una tripulación tan experimentada han tenido ese trágico desenlace y cuando surge la idea de que pudiera haber sido algo más los agobia el pesar y la congoja. ¿De qué estaríamos hablando si no hubiera sido un accidente?

Cuando escuchamos a expertos en el tema, éstos aseguran que, en efecto, las condiciones usuales en el Valle de México con frecuencia ponen en aprietos aún a los más avezados pilotos de helicópteros, por la fragilidad de estas naves frente a la densa nubosidad e fuerte intensidad de los vientos en las zonas serranas. Volar en helicóptero desde del D.F., ejemplifican, es como tratar de salir de una cazuela por encima de los bordes y cuando hay alta nubosidad es necesario situar el helicóptero por encima de ella. El problema es que arriba de las nubes el helicóptero se vuelve frágil y los vientos pueden sacudirlo “como a una pluma” provocando un accidente, por ello deciden situarse debajo de las nubes, pero muchas veces esto los hace encontrarse con los cerros. A pesar de la pericia y experiencia la circunstancia hace muy probables los accidentes en esta zona.

Por todo esto, más importante aún resulta la urgente necesidad de tomar medidas respecto a la realización de vuelos en la zona donde tuvo lugar el accidente, ya que al revisar las estadísticas de los últimos años, es alarmante el número de accidentes similares ocurridos en esta zona. Las estadísticas realizadas en el mundo con más de 1800 accidentes reales difieren de lo que sucede en el Valle de México: el 50% de los accidentes se debe a un error del piloto, el 22% a un error mecánico, el 12% a causas climatológicas, el 9% a un sabotaje y el 1% a otras causas. En nuestro caso, una gran proporción de accidentes se atribuyen a las causas climatológicas.

Lo mejor, sin duda, en un ambiente de tanta crispación como el que vivimos, es hacer una correcta difusión de lo sucedido, soportada en la opinión de expertos reconocidos y confiables, de prestigio y nivel internacionales. Hay que decir, si es el caso por ejemplo, que los restos de la aeronave muestran signos de haber colisionado, que no tiene rastros de haberse incendiado y no hay evidencias que hagan pensar que hayan sido derribados.

Por último, valga decir que los funcionarios y políticos podemos ser sustituidos, lo que no será fácil es resarcir a los familiares de las víctimas, que han perdido a sus cónyuges, padres, hijos y familiares. Desde este espacio, mi sincera condolencia a las familias de estos servidores públicos, fallecidos en el cumplimiento de su deber. Descansen en Paz Felipe de Jesús Zamora Castro; José Alfredo García Medina; Diana Miriam Hayton Sánchez; René de León Sapién; Felipe Bacio Cortés; Pedro Ramón Escobar Becerra y Jorge Luis Juárez Gómez.
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